lunes, 22 de noviembre de 2010

Ayuda para una Hora Santa Juvenil

Introducción: Nos ponemos en presencia de Dios, con un corazón arrepentido para ello podemos cantar un canto penitencial que sepas o puedes hacer con tus palabras una oración pidiendo arrepentimiento y perdón.La eucaristía es el sacramento de la comunión con Jesús en la tierra: "quien come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él " Jn 6,57-58


Jesús permanece para siempre en la sagrada Eucaristía con una presencia personal y sustancial. Jesús es el mismo en la Ultima CENA y en el sagrario. En aquella noche los discípulos habían gozado de la presencia palpable de Jesús, que se había entregado a ellos en la intimidad del cenáculo .Había estado a su disposición solícito y emotivo para todos. Su presencia en aquellos momentos era de un valor excepcional para ellos: la del amigo que se despide de sus íntimos.

1º. `` Venid a mi, todos los que están afligidos y agobiados, dice el señor``

Momento de perdón: Oración espontanea (5 Minutos)
Canto: Oración del Pobre (5 minutos)
Momento de silencio. (5 minutos)

``Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.
dice el señor``

Momento de acción de gracias. Oración espontanea (5 Minutos)
Silencio Instrumental (5 Minutos)
Silencio (5 Minutos)
Canto Opcional…

``Yo soy el buen Pastor conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí
y yo doy la vida por mis ovejas, dice el señor``

Contemplación: La Pausa que Cristo quiere (Ejercicios Espirituales de San Ignacio) (7 minutos)

Canto: Pan de Vida
Silencio Reflexionando la Frase Dicha primero. (8 minutos)

``Jn. 17,9 Yo ruego por ellos. No ruego por el mundo,
sino por los que son tuyos y que tú me diste, dice el señor``

Ofrecimientos de la Pastoral Juvenil a Jesus Sacramentado (10 minutos)
Oraciónes de Cada Representante de Grupo o de cualquier persona. 15 minutos
Canto: Señor Vale la Pena u otro

Oración de despedida
Canto de despedida: Gloria de Martin Valverde

miércoles, 10 de noviembre de 2010

El Santisimo Sacramento del Altar

El Santísimo Sacramento, la Luz del mundo

Como el sol es la fuente natural de toda energía, el Santísimo Sacramento es la fuente
sobrenatural de toda gracia y amor.

Autor: Rev. Martín Lucía
Fuente: Catholic.net

Unos meses antes de su muerte el Obispo Fulton J. Sheen fue entrevistado por la televisión nacional: "Obispo Sheen, usted inspiró a millones de personas en todo el mundo. ¿Quien lo inspiró a usted? ¿Fue acaso un Papa?". El Obispo Sheen respondió que su mayor inspiración no fue un Papa, ni un Cardenal, u otro Obispo, y ni siquiera fue un sacerdote o monja. Fue una niña china de once años de edad.

Explicó que cuando los comunistas se apoderaron de China, encarcelaron a un sacerdote en su propia rectoría cerca de la Iglesia. El sacerdote observó aterrado desde su ventana como los guardias penetraron en la iglesia y se dirigieron al santuario. Llenos de odio profanaron el tabernáculo, tomaron el copón y lo tiraron al suelo, esparciendo las Hostias Consagradas. Eran tiempos de persecución y el sacerdote sabía exactamente cuantas Hostias contenía el copón: Treinta y dos.

Cuando los guardias se retiraron, tal vez no se dieron cuenta, o no prestaron atención a una niñita que rezaba en la parte de atrás de la iglesia, la cual vió todo lo sucedido. Esa noche la pequeña regresó y, evadiendo la guardia apostada en la rectoría, entró en la iglesia. Allí hizo una Hora Santa de oración, un acto de amor para reparar el acto de odio.

Después de su hora santa, se adentró al santuario, se arrodilló, e inclinándose hacia delante, con su lengua recibió a Jesús en la Sagrada Comunión. (en aquel tiempo no se permitía a los laicos tocar la Eucaristía con sus manos).  La pequeña continuó regresando cada noche, haciendo su Hora Santa y recibiendo a Jesús Eucarístico en su lengua. En la trigésima segunda noche, después de haber consumido la última Hostia, accidentalmente hizo un ruido que despertó al guardia. Este corrió detrás de ella, la agarró, y la golpeó hasta matarla con la culata de su rifle.

Este acto de martirio heróico fue presenciado por el sacerdote mientras, sumamente abatido, miraba desde la ventana de su cuarto convertido en celda. Cuando el Obispo Sheen escuchó el relato, se inspiró en tal grado que prometió a Dios que haría una Hora Santa de oración frente a Jesús

Sacramentado todos los días, por el resto de su vida. Si aquella pequeñita pudo dar testimonio con su vida de la Real y hermosa Presencia de su Salvador en el Santísimo Sacramento, entonces el obispo se veía obligado a lo mismo. Su único deseo desde entonces sería, atraer el mundo al Corazón Ardiente de Jesús en el Santísimo Sacramento.

La pequeña le enseñó al Obispo el verdadero valor y celo que se debe tener por la Eucaristía; como la fe puede sobreponerse a todo miedo y como el verdadero amor a Jesús en la Eucaristía debe trascender a la vida misma. Lo que se esconde en la Hostia Sagrada es la gloria de Su Amor. Todo lo creado es un reflejo de la realidad suprema que es Jesucristo. El sol en el cielo es tan solo un símbolo del hijo de Dios en el Santísimo Sacramento.

Por eso es que muchas custodias imitan los rayos de sol. Como el sol es la fuente natural de toda energía, el Santísimo Sacramento es la fuente sobrenatural de toda gracia y amor.

JESÚS es el Santísimo Sacramento,
la Luz del mundo.

viernes, 22 de octubre de 2010

miércoles, 25 de agosto de 2010

ALGUIEN TE AMA!

Un día cuando desperté no había luz, todo estaba oscuro. Las luces y las estrellas se encontraban lejos. Me vi sola y un par de lágrimas me hicieron compañía.
Caminé, caminé... mis rodillas y manos sangraban por las caídas, mis ojos no alcanzaban a ver nada, mi llanto era un diluvio de dolores, las cuáles la luz no traspasaba.

Lloré, lloré... caminé y caí, una... y otra vez; Caí y ya no pude levantarme más. El cansancio y la tristeza actuaron en mí. Y profundamente dormí...

¡Levántate! Al instante desperté y un viento cálido me acarició.
¡Levántate! ¡Yo ya caí por ti tres veces!

Alcé la cara y busqué con desesperación. Fue inútil, mis ojos estaban cegados y nada distinguían. La voz se oyó con ternura, cargada de amor muy cerca de mí.

"Levántate, dame tu mano, tú no me has buscado con el corazón, no te asustes, yo soy el que ha velado tu sueño, el que ha secado tus lágrimas y tus heridas las he curado, ese corazón tan roto lo he pegado, anda siéntate acércate, ¡Te amo!"
No sé como, pero de pie me puse. Nada me dolía, ya no había pesar en mi alma.

Mis ojos... mis ojos ¡Veían! Levanté la cara y ahí, cerca de mí estaba Él. Era un hombre de mirada más dulce que la miel, y la sonrisa más hermosa que he visto, me extendía los brazos...

-" Ya no necesitas caer, ya no necesitas llorar, si estás herido, sólo, búscame, yo estoy cerca de ti siempre...".

Comprendí que nunca estuve sola, alguien me observaba, me cuidaba, ¡estaba junto a mí!...

¡Levántate!, ¡Levántate!

Yo he dado la vida por ti, he vencido a la muerte, vamos, el camino lo he abierto, no temas yo iré junto a ti, ¿sabes?... TE AMO!!!!!!!!.

miércoles, 4 de agosto de 2010

El Cuerpo y La Sangre de Cristo

Eucaristía: cuerpo y sangre de Cristo


La Eucaristía es algo tan importante en la Iglesia que muchos siglos antes de que Cristo viniera a la Tierra, Dios mismo nos habla de ella, en figura, en su santa Palabra. El maná (alimento bajado de lo alto de los cielos según Ex 16; manjar de ángeles según Sab 16,20; pan de los fuertes según Salmo 78,25; pan de los cielos en el Salmo 105,40) es claramente símbolo y figura del pan bajado del cielo de que habla Jesús en Jn 6.

En Gén 14,18 se nos dice que Melquisedec, rey de Salem, ofreció pan y vino y bendijo a Abraham. Este texto, desde tiempos de S. Clemente de Alejandría (Strom IV, 25), se consideró referente a la Eucaristía. Igualmente en la Didajé del año 80, en S. Justino, S. Ireneo, S. Agustín, etc., aparece el pasaje de Malaquías 1, 11 como profecía de la Eucaristía. Dice el texto: “Desde el orto del sol hasta el ocaso es grande mi Nombre entre las gentes y en todo lugar ha de ofrecerse a mi Nombre un sacrificio humeante y una oblación pura”

Cuerpo de Cristo
Jesús, en la última Cena, tomó pan y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: “Este es mi Cuerpo, que es entregado por vosotros. Haced esto en recuerdo mío. De igual modo, después de cenar tomó el cáliz diciendo: este cáliz es la Nueva Alianza en mi sangre que es derramada por vosotros “ (Lc 22,19-20). Jesús les dio a sus apóstoles su propio cuerpo y sangre. No ningún símbolo. Dice el original griego: “Touto estin to soma mou” (esto es mi cuerpo). Y Jesús les dio el poder de consagrar el pan y el vino en su cuerpo y sangre: “Haced esto en recuerdo mío”. Por eso, S. Pablo en 1 Co 10, 16 nos recuerda y nos llama la atención diciendo: “El cáliz de bendición que bendecimos, ¿no es acaso la comunión con el cuerpo de Cristo?” En 1 Co 11,23 insiste: “Porque yo recibí del Señor lo que os he trasmitido: que el Señor Jesús la noche en que fue entregado tomó pan y después de dar gracias lo partió y dijo: Este es mi cuerpo, que se da por vosotros. Haced esto en recuerdo mío. Asímismo también el cáliz después de cenar diciendo: Este cáliz es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío. Pues cada vez que coméis de este pan y bebéis de este cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que venga. Por tanto, quién coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor.. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo”.

El mismo Jesús en Jn 6,51 dice: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. Sí uno come de este pan vivirá para siempre y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”. Y en el versillo 53: “En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. E1 que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y Yo lo resucitaré en el último día”. Palabras duras y exigentes, sobre todo, para los que rechazan su presencia real en la Eucaristía.

Según Hech 2,42, los primeros cristianos perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la oración y en la fracción del pan (fracción del pan, es el nombre técnico de Eucaristía). Incluso se dice que diariamente acudían al templo, partían el pan en las casas (es decir asistían a la Eucaristía) y tomaban su alimento con alegría de corazón, “alabando a Dios” (Hech 2,46).

En la Didajé, escrito hacia el año 80, se prescribe la comunión dominical (c. 14-15) y se dice: “Reuníos en el día del Señor, partid el pan y dad gracias después de haber confesado vuestros pecados a fin de que vuestro sacrificio sea puro” (c. 14,1), “Que no se atreva nadie a acercarse a comer o beber la Eucaristía, si no ha sido antes bautizado” (c.9.1-5).  S. Ignacio de Antioquía en su carta (Smym 7, 1) dice así de los docetas: “se mantienen alejados de la Eucaristía y de la oración, porque no quieren confesar que la Eucaristía es la carne de Nuestro Señor Jesucristo”. Lo mismo podríamos decir de S. Ireneo de Lyon, Tertuliano, etc. El mismo Lutero nunca negó la presencia de Cristo en la Eucaristía.


martes, 3 de agosto de 2010

Bienvendos a Corpus Christi

Este espacio sera ofreciendolo en nombre de Dios, sin el nada es posible. En honor tambien a Alejandra Maria Espinal (QDDG) que nos ha impulsado como grupo a luchar ante la adversidad y ser valientes. A ti Ale que ya estas en la presencia de Dios ayudanos a seguir firmes en tu camino. Tambien esperamos que este sitio les sirva a todos los que en el ingresen

BENDICIONES Y GRACIAS POR VISITARNOS!!!!